20060211

Carta de los nietos de Unamuno al alcalde de Salamanca

Sr. D. Julián Lanzarote
Alcalde de Salamanca
Ayuntamiento

Salamanca 9 de diciembre de 2005

Muy Sr. nuestro:

Los que firmamos esta carta, nietos y bisnietos de Miguel de Unamuno y Jugo, queremos expresarle nuestro creciente malestar, escándalo, sorpresa e indignación por la utilización por parte de ese ayuntamiento (y la formación política que lo apoya), en su campaña contra la devolución a Cataluña de los archivos de la guerra, de la famosa frase de Unamuno "venceréis pero no convenceréis".

La manipulación de la verdad histórica que ello representa es evidente. Vds. saben que esa frase fue dirigida a los militares golpistas de 1936, al ejército franquista que robó esos papeles en Barcelona y se los llevó a Salamanca. No podemos aceptar que utilicen en su campaña la figura de Unamuno. ¡Ah, cómo se estremecería en su tumba si les oyera, y cómo atronaría su voz nunca acallada condenándoles! Pero ya que ello no es posible tenemos nosotros, sus descendientes, que intentar suplirle haciéndonos oír.

¡Por respeto a la verdad y a su figura, exigimos que retiren de todos sus carteles, folletos, etc, relacionados con su campaña, no sólo el nombre de Unamuno sino la frase misma, tan ligada a él que la asociación con su nombre es automática!

Atentamente

Firmado:
- Miguel de Unamuno Adarraga DNI 12 543 923
- Concha de Unamuno Pérez DNI 7 717 859
- Mercedes de Unamuno Adarraga DNI 12 515 603
- Josefina de Unamuno Pérez DNI 7 742 972
- Carmen de Unamuno Adarraga DNI 12 514 132
- María Teresa de Unamuno Adarraga DNI 12 579 296
- Pablo de Unamuno Pérez DNI 7 742 715
- Salomé de Unamuno Adarraga DNI 12 530 980
- Concha de Unamuno Adarraga DNI 12 579 297

Firman también esta carta treinta y cinco bisnietos de Unamuno.

P.S. Dada su calidad de carta abierta nos reservamos el derecho a dar a este documento la publicidad que estimemos oportuna.



Una foto de Unamuno:



A la carta en si, voy a reproducir otro comentario (se puede encontrar en Kaosenlared) clarificador acerca del origen de la famosa frase, para que el lector pueda comprender lo manipulador del discurso "popular", que evidentemente sólo puede tener éxito en un populacho (y por la cosecha de votos y la persistencia de la política de confrontación de territorios, muy abundante) analfabeto, sin cultura, y sin futuro:


El 12 de octubre de 1936 se celebraba el primer “Día de la Raza” en una Salamanca tomada por los franquistas. Ese día, el paraninfo de la Universidad acogía una ceremonia en la que estaban presentes Carmen Polo, mujer del dictador, el obispo de Salamanca y otras autoridades, entre las que destacaba el general Millán Astray, fundador de la Legión. Presidía el acto el filósofo y rector de la Universidad Miguel de Unamuno. Tras varios discursos, el general golpista tomó la palabra para atacar a Cataluña y al País Vasco, a las que definió como un cáncer al que el fascismo exterminaría. Llegado su turno, Unamuno replicaba las palabras del legionario, que irrumpiría al grito de “¡Viva la muerte! ¡Abajo la inteligencia!” Y fue entonces cuando el rector, jugándose la vida, espetó al general aquello de “Este es el templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España”. Millán Astray empuñó la pistola y Carmen Polo evitó la muerte del rector. Aquellas palabras le costarían el cargo y un arresto domiciliario hasta su muerte el último día de 1936.


Hoy, setenta años después, la demagogia hace que el PP utilice aquellas palabras como slogan de una campaña para la integridad del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, impidiendo de paso la devolución de los documentos robados a la Generalitat por un franquismo representado en Millán Astray aquel día de octubre de 1936.


El despropósito empezaba meses atrás, cuando Julián Lanzarote, alcalde “popular” de Salamanca, convocaba una manifestación de apoyo a la Unidad del Archivo apadrinada por personajes del pelaje de Pío Moa y César Vidal, los dos máximos exponentes del revisionismo y la manipulación histórica, y a la que acudían miles de personas que, en su inmensa mayoría, jamás han pisado el Archivo. Los descendientes de Unamuno, mientras tanto, acaban de solicitar al alcalde y a los representantes del PP de Castilla y León que retiren el lema. Es, al fin y al cabo, una guerra entre descendientes.


Treinta años después de la muerte del dictador más carnicero que ha conocido este país, y cuando el PP pretende desvincularse ideológicamente del régimen, vemos cómo se rasga las vestiduras cada vez que surgen iniciativas de resarcimiento hacia las víctimas de la dictadura o la eliminación de los vestigios del franquismo. En lo relativo al Archivo de la Guerra Civil, parece claro que los que se oponen a la devolución de los documentos a sus propietarios legítimos son los descendientes ideológicos de aquellos expoliadores de hace casi 70 años y lucharán encarecidamente por mantener vivo su botín de guerra. No me extraña que habitualmente, y con toda la razón, se les identifique con los de entonces. Motivos tenemos, y de sobra.


Para el PP, la devolución de los papeles a Cataluña es un expolio y pide legitimidad, olvidando que los papeles están allí gracias a un expolio nada legítimo. Devolver los documentos robados a la Generalitat es reponer la legalidad. Es, a fin de cuentas, hacer justicia, algo que deberían garantizar y apoyar todas las instituciones en democracia.

(explicación de Santiago Macías)

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