Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace España, recuerda las consecuencias del accidente nuclear 20 años después.
- 20 años después de la catástrofe de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania), ¿qué balance de pérdidas humanas se ha hecho?
Greenpeace acaba de sacar un informe que se llama “La catástrofe de Chernóbil. Consecuencias en la salud humana”, en el cual demostramos basándonos en estudios de más de 60 expertos científicos de todo el mundo que se habrían producido 200.000 víctimas mortales por culpa de Chernóbil en las tres ex repúblicas soviéticas. Además, este informe nos aclara que se produjeron otros 270.000 cánceres, de los cuales 93.000 fueron mortales, causados por Chernóbil en todo el mundo.
- ¿Qué efectos puede acarrear aún en el futuro este desastre nuclear?
Los efectos de la catástrofe todavía están en nuestras vidas. De hecho, más de cinco millones de personas viven todavía en territorios contaminados y en Europa quedan 45.000 kilómetros cuadrados de suelo contaminado. No estamos hablando sólamente de exposición directa a la radiación sino también de consumir productos que se generan en un suelo contaminado y por lo tanto a través de la cadena alimentaria llega a nosotros la radiación.
- Por lo que se refiere a las consecuencias de la catástrofe, ¿se subestimaron por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA)? ¿Mintieron estas organizaciones sobre las cifras?
Sí. Desde luego resulta escandaloso. Desde Greenpeace lo estamos denunciando. Hemos comprobado que la OMS y la OIEA están intentando “lavar” la imagen de los impactos del accidente nuclear, negando las implicaciones reales que este accidente ha tenido.
No es sólo tener poco respeto hacia el sufrimiento de miles y miles de personas, sino que puede llevar a una serie de recomendaciones muy peligrosas. Un ejemplo, basándose en este tipo de estudios pudieron concluir que se podía realojar las zonas contaminadas por radiactividad, ya que no afectaba mucho a la salud humana.
Por otro lado hay un mensaje muy fuerte que nos están dando estas organizaciones y es que están apoyando indistintamente a la energía atómica, a la industria nuclear, ya que se sabe que estos estudios son parciales, se han hecho sólamente sobre unas 600.000 personas cuando los afectados por la nube radiactiva se calcula que sean unos 2.000 millones de personas. Por lo tanto presentar este tipo de dato es ayudar a la industria nuclear en el momento tan difícil que está teniendo actualmente.
- Después de Chernóbil, ¿hasta qué punto cree que pueden considerarse seguras las centrales nucleares?
En Greenpeace opinamos que el término “nuclear seguro” desapareció el 26 de abril de 1986. Lo que sí se está intentando hacer es demostrar que la nuclear es la gran solución a la demanda energética, a la autonomía y al cambio climático. Desde luego todas estas motivaciones no son válidas. La energía nuclear no sólo es altamente peligrosa, detrás de cada central nuclear puede haber otro Chernóbil, sino que no es rentable, es altamente contaminante porque no hay solución para sus residuos radiactivos y, sobre todo, no es socialmente aceptada.
- ¿Qué actividades va a realizar Greenpeace para conmemorar esta fecha?
El día 26 vamos a tener unas jornadas en Madrid hablando del informe y del 20 aniversario de Chernóbil. Además hemos realizado una exposición fotográfica que en Madrid va a estar en la Fnac de Plaza Norte y luego será itinerante por España. La muestra está compuesta por muchas fotografías de las víctimas con una explicación de su lucha por la vida después del accidente. Por lo tanto, a todos aquellos que todavía no se crean que el accidente de Chernóbil ha tenido un impacto muy grande sobre la vida de las personas, les invito a que se pasen por esta exposición.
También recordar que todas las informaciones se encuentran en el sitio web de Greenpeace www.greenpeace.org. Aquí se aloja el informe con todos los datos de las afecciones. Desde nuestra organización luchamos contra la energía atómica porque es peligrosa, insostenible y contaminante.
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