A ojos alemanes, España es un país de urbanizaciones fantasma y autopistas impagables
El exuberante desarrollo urbanístico español ha sido motivo de orgullo
pero también de recato de cara a Europa, sobre todo cuando hace una
década el Gobierno se batía en Bruselas para que Valencia siguieran
siendo Objetivo 1 de las ayudas comunitarias. De ahí la advertencia
lanzada en su día a las autoridades valencianas de que ni se les
ocurriera invitar a ningún alto cargo europeo a visitar la región.
Diez años después, los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria
que entonces empezaba a gestarse son ya inocultables. Imposible
esconderlos por más tiempo los balances de los bancos españoles que
financiaron la fiesta y a los ojos de los políticos europeos -y
alemanes- que han viajado por el país y lo han visto: esas autopistas
impagables, esas urbanizaciones fantasma, esos bloques de oficinas
vacíos...
El hartazgo del establishment político alemán con la falta de reflejos
de España para desactivar semejante bomba de relojería es también ya
imposible de ocultar, por mucho que se alabe el espíritu reformista del
actual Gobierno. Nada más lejos de las intenciones de Alemania que
premiar los errores económicos del pasado con iniciativas como el
lanzamiento de eurobonos.
Tampoco entra en sus planes la idea de que el fondo de rescate europeo
inyecte capital directamente a los bancos, sin pasar por el Gobierno ni
cargarlo con la deuda, tal y como ha pedido sin éxito España. La
iniciativa podría volver a plantearse en la cumbre europea de finales de
mes ante la virulenta reacción negativa de los mercados al rescate
bancario que España aceptó de la UE el pasado fin de semana. Alemania ha
celebrado la decisión del Gobierno de pedir ayuda (no oficializada, por
cierto), aunque en los pasillos de sus centros de poder se lamenta sin
tapujos que llegara tan tarde.
Cuenta en privado José Luis Rodríguez Zapatero que hasta 17 veces la
canciller Angela Merkel le sugirió que aceptara un rescate financiero de
la UE y que hasta 17 veces se resistió... Un pequeño triunfo político,
visto desde Madrid, pero que ha desbordado la paciencia los responsables
políticos europeos, como ha podido contrastar La Vanguardia de diversas
fuentes.
En Berlín se hacían cruces con que una y otra vez la banca española
pasara sin problemas las pruebas de estrés organizados por la Autoridad
Bancaria Europea en colaboración con el Banco de España. En realidad, lo
que intentaron, ha denunciado esta semana la canciller Angela Merkel.
fue "suavizar los problemas guiadas por un orgullo nacional mal
planteado".
Alemania está decidida a que semejantes fallos de supervisión y sus
correspondientes delirios patrióticos no se repitan, por eso ha tomado
el "caso español" como ejemplo de porqué debe Europa avanzar hacia una
unión bancaria donde el control esté en manos de instituciones
comunitarias. Además, una de las condiciones al rescate español que con
más empeño defenderá Berlín ante Madrid es la puesta en marcha de una
reestructuración a fondo de la banca, una limpieza que como ayer
advirtió la Comisión Europea incluirá el cierre de los bancos que no se
consideren viables.
Alemania sólo parece dispuesta a atender las peticiones de los países
rescatados o rescatables a cambio de que se avance hacia una auténtica
unión política europea. Implicaría cesiones de soberanía económica que
muchas capitales, por ejemplo la vecina París, se resiste a dar. "Hay
momentos para dar pequeños pasos y momentos para pasos grandes; ahora es
el momento" de lo segundo, declaró ayer en Berlín el ministro de
Finanzas Wolfgang Schäuble.
Merkel se encuentra bajo una enorme presión para facilitar un gran
acuerdo europeo que dote al euro de una perspectiva de futuro. De los
financieros, pero también de una Francia con la que está condenada a
entenderse pero con la que aún faltan por tender muchos puentes. Mariano
Rajoy ha buscado la complicidad y el apoyo de François Hollande a sus
tesis. Pero Merkel se ha plantado y no parece que vaya a ceder ni un
milímetro más por mucho que empeore la situación financiera de Madrid.
Merkel fracasó ayer en su intento de pactar con la oposición
socialdemócrata y verde las contrapartidas a la ratificación del tratado
para una unión fiscal europea y la creación de un fondo de rescate
permanente. Es una mala noticia para España porque varios países, entre
ellos Alemania, pretenden financiar su rescate bancario con este fondo.
Además, el Tribunal Constitucional alemán cuenta con recibir varias
denuncias contra la creación de este mecanismo, lo que aplazará su
entrada en vigor. Esta incertidumbre podría alimentar la escalada de la
prima de riesgo, convertida con el beneplácito de Berlín en el verdadero
azote de los Gobiernos.
Alemania se harta de la lenta reacción de España
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