Asturias se convierte en un páramo industrial - elConfidencial.com
El reciente anuncio de cierre de Suzuki, con más de 200 trabajadores en
plantilla, cayó como un jarro de agua fría en Asturias, sobre todo
porque la compañía japonesa había recibido desde su aterrizaje en la
comunidad una suculenta cantidad de euros en subvenciones y apoyo a la
creación de empleo. Pero parece la crisis pudo más y la última planta en
Europa de la empresa nipona es ahora objeto de deseo de algunas firmas
que buscan adquirir los terrenos o mantener la planta para otras
empresas del sector.
Nada en concreto, salvo la ilusión de quienes han perdido su puesto de
trabajo por tratar de recuperarlo. El ejemplo de Suzuki,
lamentablemente, no es único. Durante los dos últimos años han cerrado
en Asturias más de 30 empresas con más de 20 personas en plantilla,
mientras que superan los 2.700 el número de trabajadores que se han
quedado sin empleo en estas compañías.
Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, en los
últimos cuatro años han desaparecido en torno a 350 empresas de más de
20 trabajadores, dándose el caso de que son las que tienen ese volumen
de plantilla las que más han sufrido los embates de la crisis. Los
números del Directorio Central de Empresas ponen de relieve que el
porcentaje de quiebra en compañías de menos de 20 trabajadores ha sido
del 10% de las existentes, mientras que aquellas que tienen una
plantilla superior han cerrado en un porcentaje superior al 21%. En este
apartado no hay diferencias entre los sectores afectados por la crisis:
la recesión ha empujado a bajar la persiana a empresas de todos los
ámbitos, desde la construcción hasta la alimentación y el comercio, sin
olvidar los medios de comunicación. No obstante, ha sido el metal el que
más se ha visto perjudicado por esta paralización de la producción.
La quiebra tras los fondos mineros
La empresa con más trabajadores que ha echado el candado en este período
ha sido Alas Aluminium, que en mayo de 2011 despidió a sus 270
trabajadores del sector del metal, después de largas movilizaciones y un
escándalo de importantes proporciones, ya que la empresa, radicada en
la cuenca minera del Nalón, había nacido al calor de los fondos mineros,
previstos para la reindustrialización de la zona y con importantes
subvenciones públicas.
El nacimiento, auge y caída de empresas vinculadas a estos fondos ha
sido una constante en Asturias y objeto de fuertes polémicas entre los
trabajadores por la escasa profesionalidad de sus gestores y el reparto
de puestos de trabajo entre personas relacionadas con organizaciones
sindicales. En este ámbito, se sitúan también los cierres de empresas
como Venturo XXI o el más reciente de Rioglass.
El metal ha sido también el objeto prioritario de otras empresas que en
estos dos años han dicho adiós a su producción. Armanorte (con 72
trabajadores) cerró en febrero de 2012; Construcciones Mecánicas Urueña
(con 33 personas plantilla) lo hizo el pasado mes de octubre; Evasa (100
trabajadores) acabó su actividad en junio de este año; Sodes (185
trabajadores) se fue a pique en enero; Talleres Martínez (con 20
trabajadores), el pasado mes de junio y, según las últimas informaciones
facilitadas por la propia empresa, Crady -una firma pionera en la
región que, incluso, a principios de la Transición fue considerada
ejemplar- decidió recientemente el cierre de su planta en Gijón, que
dejó en la calle a 75 trabajadores, miembros de una plantilla muy
mermada después de las diferentes restructuraciones que ha vivido la
empresa a lo largo de su existencia.
También en esos días Rioglass Solar, empresa dedicada al vidrio y a
productos similares, explicó a la opinión pública las razones por las
que pretende abandonar las instalaciones de Mieres, dejando en la calle
a 93 trabajadores. No obstante, mantiene la esperanza de encontrar
alguna fórmula que le permita seguir existiendo, pero tanto los
trabajadores como la opinión pública son muy pesimistas ante esa
posibilidad, a pesar del frenesí negociador de los últimos días.
Los cadáveres del ‘ladrillo’
El pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha sido el factor decisivo para
la caída de un importante número de empresas de la construcción en este
período. La de mayor número de trabajadores que ha echado el cierre ha
sido Ceyd, el pasado mes de diciembre, con una plantilla ligeramente
superior a los 130 trabajadores. Posteriormente, fueron abandonando su
labor Alfredo Rodríguez Construcciones (34 trabajadores), Asturiana de
Asfalto (50 trabajadores), Care Módulos Decorativos (20 trabajadores)
Contratas Iglesias (122 trabajadores), Construcciones Royiz (34
trabajadores), Metazinco Aislant (25 trabajadores), Procoin (25
trabajadores), Vidrios e Industrias Martín (60 trabajadores). En esta
relación no se incluyen aquellas pequeñas empresas auxiliares que con
muy poco personal de plantilla cumplían funciones de subsidiariedad en
el sector y que daban trabajo a un buen número de personas de difícil
cuantificación.
Los medios de comunicación también sufrieron estos últimos años los
efectos de la crisis. El ejemplo más visible es el cierre de La Voz de
Asturias después de 85 años de existencia y que formó parte del Grupo Z y
del conglomerado Mediapro. Bittia Media, con 40 trabajadores y dedicada
a la comunicación y publicidad también dejó de existir en julio de
2011, tras un par de expedientes de regulación de empleo, como
consecuencia de la acelerada reducción publicitaria. Todo ello sin
contar las numerosas regulaciones parciales y pérdidas de plantilla que
se han venido realizando en pequeñas productoras audiovisuales como
Teletemas o la práctica totalidad de las televisiones locales, como
Oviedo TV o Tele Avilés.
Una silenciosa reducción de empresas se ha producido también en el
ámbito agroalimentario. El último ejemplo, Famila, dedicada a la
producción de embutidos y que este mismo mes de noviembre ha dejado en
la calle a 70 trabajadores. También en noviembre, pero del año pasado,
Junquera Bobes echó el cierre con 93 empleados. A ello se suma el
traslado de la fábrica de Chupa Chups de Asturias a Barcelona, que dejó
sin empleo a 128 integrantes de su plantilla en la fábrica de
Villamayor.
En el resto de sectores, las dos empresas que más trabajadores han
despedido por su quiebra pertenecen a la rama del comercio. Este mismo
mes de junio tuvieron que cerrar Aliser, con 153 personas en nómina, y
Temper, con 102. Curiosamente, en octubre del pasado año se fueron del
mercado dos empresas de ámbitos bien distintos: Diasa, dedicada a la
industria química, con 80 trabajadores en plantilla, y Ceica, cuyo
objeto social eran los seguros y la actividad financiera, que dejó sin
empleo a 20 personas.
Negros nubarrones en el horizonte
Los datos oficiales sobre cierre de empresas en Asturias ofrecen un
panorama muy desalentador y los indicios no apuntan precisamente a una
mejoría a corto plazo. Más bien lo contrario. En el horizonte aparecen
nubarrones sobre el futuro de la siderurgia Arcelor Mittal, con varios
miles de empleados y que negocia ahora con los sindicatos una reducción
salarial y un aumento de jornada. El miedo de muchos de sus trabajadores
es que el propietario de la mayoría de las acciones, el empresario
indio Lakshmi Mittal, prefiera trasladar su negocio a otro continente,
lo que supondría ya la puntilla para la industria asturiana. Falta
saber, además, si el acuerdo sobre la tarifa energética en las grandes
empresas anima a firmas de reconocido prestigio como Alcoa o Asturiana
de Zinc a mantener su producción en esta comunidad autónoma.
El registro de empresas en Asturias en el año 2008 incluía 35.590 y,
cuatro años después, ese mismo registro alberga 3.700 menos. Una sangría
continua que preocupa enormemente a las autoridades autonómicas, que se
sienten impotentes para frenarla. Lo peor de todo es que muy pocos ven
la luz al final del túnel.
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