qué raro.. un "medio de información" con un discurso discrepante del discurso oficial..
El año 2013, sin signos de mejoría económica
El año que viene no va a ser mejor. La actividad productiva va a seguir
cayendo y el paro, subiendo. Así lo ven seis economistas de la
Universidad de Zaragoza.
Un año más de caída en la actividad productiva, aunque en menor tasa que
este, y un crecimiento del paro, aunque más ralentizado, es lo que
pronostican para 2013 seis expertos en Economía de la Universidad de
Zaragoza. Eduardo Bandrés, catedrático de Economía Aplicada, asegura que
la situación económica «no va a cambiar» ni «mejorar». A su juicio, el
próximo año «va a ser un año igual de malo: mantenerse ya sería un éxito
o crecer un 0% en estas condiciones, pero no va a ser así, sino que la
economía va a volver a caer y la tasa de paro se situará cerca del 26 o
el 27%».
Jaime Sanaú, profesor de Estructura e Historia Económica y Economía
Pública, coincide en que 2013 «va a ser un año más de crisis: cuando en
2011 pensamos que empezábamos a remontar es como si el avión hubiera
abortado el despegue y ahora estamos en fase plana, de retroceso en la
actividad económica, por las medidas presupuestarias que ha habido que
acometer para reducir el déficit público y eso se ha notado severamente
en el consumo interno durante todo 2012 y seguirá en 2013». Bajo su
punto de vista, «no hay ningún indicador que nos diga que la primera
mitad del año va a ser buena; y la segunda, ya veremos, en función de
cómo evolucionen Alemania, Italia, Francia o Reino Unido». No habrá
grandes diferencias con respecto a este año, señala también José María
Serrano, catedrático de Economía Aplicada y director de la Fundación de
Economía Aragonesa: «En conjunto parecerá un año similar, en el sentido
de que la tasa de crecimiento será negativa y todavía se perderá algo de
empleo. Sin embargo la trayectoria es diferente porque las cifras
negativas irán desapareciendo y las primeras de signo positivo pueden
llegar a final de 2013». Una previsión que comparte Marcos Sanso,
catedrático de Análisis Económico : «El fondo de la crisis desde el
punto de vista del nivel de producción se dará en el primer trimestre de
2014 o en el último de 2013».
Para Vicente Pinilla, catedrático de Historia Económica, 2013 será
«entre parecido y peor: la impresión es que la cosa no va a mejorar en
el corto plazo». Asegura que «con un 25% de paro, si sigue creciendo
mucho el desempleo no es que estemos en una crisis sino en una
catástrofe». Lo mires por donde lo mires, añade, «las perspectivas son
tristes».
Más paro y más ajustes
Con respecto al paro, Marcos Sanso asegura que «la finalización de la
destrucción de empleo sería la mejor noticia que pudiésemos recibir en
2013, pero por desgracia no es posible si continúan los ajustes y el
Producto Interior Bruto sigue cayendo. Solo cabe esperar que si la caída
de la producción durante el año entrante se suaviza, se frene también
la pérdida de puestos de trabajo».
Sobre las expectativas para 2013, Sanso reconoce que «va a ser un año de
continuidad en los ajustes que la economía española tiene que hacer y
está haciendo desde finales de 2008». Por eso, argumenta, «desde el
punto de vista de los ajustes, 2013 será mejor en el sentido de que
buena parte de los problemas aún pendientes, que han contribuido a
originar la crisis, estarán a punto de encontrar solución. Sin embargo,
si se tiene en cuenta que esos ajustes suponen restricciones,
sacrificios y sufrimiento, habrá que decir que 2013 será peor que 2012
porque va a coincidir con el mayor retroceso en niveles de actividad,
empleo y renta desde 2008. Va a ser el momento más agudo de la crisis».
En opinión de Jorge Bielsa, profesor de Análisis Económico, en 2013
«solo podemos aspirar a empeorar lo menos posible». En su opinión, «la
situación no empeorará tanto como cabría por la conjunción de dos
variables». La primera, que «en algún momento de 2013, Estados Unidos y
Alemania, sin coordinarse y porque la cosa se va a poner muy fea, es
decir, por pura necesidad, se van a ver obligados a cambiar su política
económica. Como ambos se pueden permitir endeudarse van a tener que
hacer políticas expansivas de demanda, mal que les pese, y eso tendrá un
efecto arrastre sobre el resto de los países».
El tirón de la exportación
Y la segunda variable positiva es que «contrariamente a los que dicen de
que España está perdiendo competitividad externa, el sector exportador
nos ha dado la única sorpresa agradable de todos estos años de crisis, y
es que aún con la caída de la demanda mundial no ha perdido cuota de
mercado». Algo que provocará, según Bielsa, que en cuanto Alemania
practique una política económica expansiva, «tenga una inflación más
alta y suba los salarios, eso nos haga a nosotros ser más competitivos».
Para Jaime Sanaú, hay que ser conscientes de que el impulso nos vendrá
del exterior. «Y a medio y largo plazo deberíamos intentar vender
nuestros productos, bienes y servicios a países que están creciendo de
América Latina, de Asia, China, India y de la antigua Europa del Este».
Estos seis economistas aragoneses señalan que las elecciones alemanas de
septiembre supondrán un momento decisivo porque abrirán el margen de
maniobra. No obstante, comparten también que la salida de la crisis será
un proceso muy lento. Pinilla estima que si vemos esta crisis desde
cierta perspectiva histórica, «no es ninguna insensatez pensar que hasta
dentro de 7 o 10 años no recuperemos cierta normalidad», y aún así,
avanza, «van a quedar muchos problemas como esa bolsa de personas con
bajas cualificaciones que cuando se reactive la actividad van a tener
dificultad en recolocarse». Pinilla reconoce que esta crisis es de un
calado tan importante como la Gran Depresión de 1929: «hay que pensar
que algunos países en 1939, cuando estalló la II Guerra Mundial, aún no
habían recuperado los niveles de actividad de 1929».
Sanso va un paso más allá y dice que «ya podría firmarse si alguien nos
garantizase que en 2018 no iba a quedar ningún rastro negativo de la
crisis». Aún suponiendo que se resuelven los problemas del déficit
público, del sistema financiero y de la deuda pública, explica,
«quedarán el del paro y el del saldo exterior que no son nada fáciles de
resolver». Este experto considera que «la crisis ha puesto de
manifiesto que el crecimiento de la economía española entre 1996 y 2008
no era sostenible en absoluto» y que «si queremos seguir en la zona euro
hay que poner en primer plano la productividad y la
internacionalización».
Bielsa comparte el criterio de que hace falta una década hasta 2017 para
recuperar cierta normalidad. «Hay que absorber un desequilibrio de
deuda que es de un tamaño desconocido hasta ahora y desde luego
cualquier cosa que sea menos de una década, me parece imposible».
Hay crisis para largo
Para Serrano, la salida a la crisis tardará: «Si se trata de volver a
tener los niveles de ocupación y renta de antes, el tiempo será largo.
Un proceso de desendeudamiento es muy lento y deja poco margen para
crecer». Asimismo, Bandrés comparte que «de la crisis se saldrá, pero
tardaremos bastantes años y saldremos muy tocados porque estamos
perdiendo capital humano, calidad en sanidad y educación y, sobre todo,
cohesión social y eso es negativo para la inversión y para generar
confianza».
Sanaú insiste en que «vamos a tardar en salir y recuperar los niveles de
bienestar y empleo, que teníamos previos a la crisis: Eso era un
espejismo». Y Pinilla concluye con que «la economía no se va a reanimar
mientras la gente no perciba con claridad que la tasa de desempleo
disminuye». Lo mismo opina Sanso: «La crisis no se habrá acabado hasta
que no desaparezcan las tasas tan anormalmente altas de paro que tenemos
y eso, desgraciadamente, va a ocurrir mucho más tarde de 2013».
No obstante, este catedrático de Análisis Económico se muestra
esperanzado en que «ante la previsión del escaso crecimiento que hay
para la zona euro (Francia no crecerá, Alemania por debajo del 1%), el
Banco Central Europeo se decida a bajar aún más el tipo de interés de
referencia y que intervenga en la compra de deuda (si España o Italia lo
piden). Ambas medidas generarán estímulos expansivos que podrían
compensar los efectos de los recortes». De cualquier forma, Bandrés
quiere dejar claro que «la gran asignatura pendiente es un reparto
diferente de los costes de la crisis y eso pasa por cambiar la política
económica y social».
Según Bandrés, «no puede ser que la gente perciba que hay amnistía
fiscal para los defraudadores y se recorten las partidas para
teleasistencia mientras se dedican miles de millones de euros a rescatar
a la banca sin pedir responsabilidades». Según este economista, la
«percepción de injusticia y desigualdad es tremenda: la gente comprende
que hay que hacer sacrificios pero no que sufran más los que peor
están».
Para Pinilla, «las cifras del rescate a la banca son de vértigo: ¿cómo
se ha incurrido en esta gestión tan desastrosa y con un coste tan
elevado para el ciudadano?», se pregunta. «Si nos ponemos en el lugar de
las familias que lo están pasando tan mal, resulta indignante. Hay
menos reticencias para salvar a los bancos que a las personas». Sanaú
también lo critica: «Si se hubieran repartido con más justicia los
costes de la crisis, habríamos entendido mejor los ajustes. Con tanto
paro la gente no entiende que le den a los bancos las ayudas que les han
dado».
Otras políticas son posibles
Vicente Pinilla afirma que «no deberíamos caer en la trampa de pensar
que se está haciendo lo único posible. Hay políticas alternativas más
eficaces frente a la crisis y mucho más justas». A su entender, «nadie
duda de que a medio plazo hay que hacer una consolidación fiscal y
buscar un equilibrio entre ingresos y gastos», solo que «hacerlo a este
ritmo y en el momento en que la economía lo está pasando peor, hace,
como dice el Premio Nobel Paul Krugman, que la segunda parte de esta
crisis sea autoinfringida, es decir, que con otras políticas,
estaríamos, en estos momentos, de otra forma».
La solución, para Bandrés, «pasaría por retrasar el calendario de
consolidación fiscal para que esos ajustes se pudieran digerir en mucho
más tiempo y recuperar el consenso social en España para tener más voz
en Europa: «El Gobierno debería ir a Bruselas con el apoyo de los demás
partidos y pactando con los agentes sociales un programa de recuperación
y salida de la crisis, cosa que no se está haciendo porque se está
gobernando desde la insensibilidad social, la imposición y el dogmatismo
ideológico conservador».
Sería también imprescindible, según Sanaú, perseguir el fraude fiscal
con más contundencia y tratar de recaudar más a través de algunos
impuestos como el de Sociedades. Para Bielsa, «habría que subir también
los impuestos no a la renta sino a la propiedad, que tiene más difícil
evasión y es el único sitio del que todavía pueden quitar sin causar un
problema social de primer orden».
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