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Los bancos aceptan la dación en pago para las inmobiliarias pero no para las familias

Los bancos aceptan la dación en pago para las inmobiliarias pero no para las familias

La dación en pago se mide con doble rasero en España. Cada vez más compañías inmobiliarias se lucran de esta práctica gracias al beneplácito de sus acreedores, pero los ciudadanos tienen bien complicado el saldar deudas con el banco mediante la entrega de su vivienda. Reyal Urbis podría ser la próxima ‘protegida’ de las entidades mientras se mantienen los desahucios.

De confirmarse lo que en el mercado se lleva tiempo rumoreando, Reyal Urbis se convertiría en la última de una larga lista de ‘ladrilleras’ que los bancos han salvado de la quiebra gracias a su visto bueno a la dación en pago de inmuebles a cambio de ingentes sumas de deuda, en muchos casos ya vencida e impagada. El agujero en balance que supondría para las entidades asumir la pérdida de estos multimillonarios créditos es la justificación de este doble rasero con las deudas por vivienda, apuntan los expertos.

Y es que, mientras la actual normativa únicamente permite la dación en pago en el supuesto de que toda la familia esté en paro y el avalista no disponga de ingresos propios, ese mismo martes se conocía que los acreedores de Reyal estarían dispuestos a recoger el guante lanzado unos días por la compañía que preside y controla Rafael Santamaría. Mientras que un buen número de las entidades financieras que operan en España aún no se han adherido al Código de Buenas Prácticas en que se recoge la dación en pago para familias, la inmobiliaria cotizada podría esquivar el segundo mayor concurso de acreedores de la historia gracias a la bondad de sus prestamistas.

Hace unos días, Reyal Urbis informaba de que estudiaba la segregación de la mayor parte de su pasivo y activo a una sociedad filial para poder negociar la dación en pago con sus acreedores. El comunicado al supervisor bursátil tras una atípica sesión en Bolsa decía literalmente que procedería a la operación “sin perjuicio de la opción que tendrían los acreedores financieros de aceptar la cancelación total de sus créditos mediante dación en pago de los correspondientes activos transmitidos a la mencionada filial”. Hoy, algunas agencias de información apuntaban a que la pieza clave de la negociación estaría en el proyecto ‘Castellana 200’, el complejo de ocio, hostelería y oficinas que la cotizada tenía previsto levantar al norte del madrileño Paseo de la Castellana.

La vía de escape a un concurso de acreedores por 4.500 millones de euros en deudas, que sería el segundo más amplio de la historia empresarial española tras el de la también inmobiliaria Martinsa-Fadesa, podría estar sobre la mesa antes de la fecha límite del 20 de febrero, según estas informaciones. Nada nuevo bajo el sol, en cualquier caso, al tener en cuenta que en los últimos meses ya han echado mano de esta estrategia varias compañeras de sector, con el aliciente de que además les permite maquillar sus balances.

Renta Corporación, la inmobiliaria catalana que en alguna ocasión se ha vinculado al entorno de la secretaria general del PP María Dolores de Cospedal; Quabit, heredera de la inmobiliaria Astroc de Enrique Bañuelos y estandarte de la burbuja inmobiliaria en España; y Urbas han sido algunas de las que ya han recurrido a esta estrategia, bien con inmuebles o acciones propias. Antes, Metrovacesa amplió capital a favor de sus bancos acreedores para evitar su asfixia y, de paso, un gran agujero en las cuentas de sus financiadores, que ahora han 'decretado' la exclusión bursátil del valor.

Hoy por hoy, el Congreso tiene pendiente estudiar una iniciativa de legislación popular presentada por la ‘Plataforma Afectados por la Hipoteca’ (PAH) que ha conseguido 750.000 firmas de apoyo para establecer la dación en pago universal para la cancelación de la hipoteca. Un recurso del que ya gozan, no sin dificultades pero sí con más manga ancha, las inmobiliarias. Especialmente, desde la puesta en marcha del 'banco malo' con que las entidades pueden dar salida a sus numerosos inmuebles embargados o canjeados por deuda.

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