20130227

Bertone auditará las cuentas del Vaticano y ‘gobernará’ la Sede Vacante


Bertone auditará las cuentas del Vaticano y ‘gobernará’ la Sede Vacante




A partir de las ocho de la tarde de mañana jueves, el gobierno de la Iglesia Católica hasta la elección del nuevo Papa quedará en sus manos. El hombre con más poder a la sombra de Benedicto XVI, Tarcisio Bertone, perderá a esa misma hora, en cuanto se haga efectiva la renuncia de Joseph Ratzinger, su condición de secretario de Estado vaticano, pero no por ello dejará de ocupar un papel preponderante en las decisiones que se tomen al frente del Vaticano hasta que el cónclave culmine con la esperada fumata blanca. Bertone fue nombrado en 2007 cardenal camarlengo y será, junto al Penitenciario Mayor de la Iglesia, el único cargo de la curia romana que seguirá en activo durante la llamada Sede Apostólica Vacante, tal y como recoge la constitución apostólica que regula todo el proceso de elección de nuevo obispo de Roma, la Universi Dominici gregis.

El riojano Eduardo Martínez Somalo ejerció esa misma función tras la muerte de Juan Pablo II. Este papel suele ser recordado como el del hombre que certifica la defunción del Pontífice y que dirige, en ausencia del mismo, los asuntos ordinarios de la Iglesia hasta la proclamación de un nuevo Papa. En esta ocasión, en la que la renuncia de Benedicto XVI ha abierto un escenario inédito desde hace siglos, desde la renuncia de Celestino V el 13 de diciembre de 1292, y en el que no habrá exequias papales, el papel del camarlengo será algo más reducido, pero no por ello de menos trascendencia. Entre sus funciones durante los próximos días estará la de ser el administrador económico de la Iglesia.

El profesor Jesús Miñambres, de la Universidad Pontificia de Santa Cruz de Roma, escribe en el Diccionario General de Derecho Canónico coordinado por la Universidad de Navarra que el camarlengo debe llevar a cabo una especie de auditoria económica del Vaticano de la que después informa a los cardenales llegados hasta Roma para la elección del nuevo Papa. “Como administrador principal de los bienes y derechos de la Iglesia, el cardenal camarlengo –explica- debe reclamar a todas las administraciones dependientes de la Santa Sede las relaciones sobre su estado patrimonial y económico, así como las informaciones sobre los asuntos extraordinarios que estén eventualmente en curso, y a la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede el balance general del año anterior, así como el presupuesto para el año siguiente. Está obligado a someter esas relaciones y balances al colegio de cardenales”.

Administrador fiduciario

Las funciones de Bertone, sin embargo, estarán muy delimitadas y no podrá tomar ninguna decisión de forma personal, pues todo cuanto haga tiene que estar respaldado por la decisión colegiada de las congregaciones de cardenales que se llevarán a cabo en el Vaticano hasta que comience la elección. Será más bien una especie de administrador fiduciario de los derechos y los bienes de la iglesia.

A partir de mañana, en cuanto comience la Sede Vcante, toda la curia romana quedará descabezada y el Gobierno de la Iglesia se sintetiza en la prescripción nihil innovetur. Esto quiere decir, como establece la Universi Dominici Gregis que los cardenales solo podrán despachar los asuntos inaplazables y preparar todo lo necesario para la elección del nuevo Papa. Carecen de potestad o jurisdicción para todo lo demás.

Bertone, en cambio, ejercerá las funciones de coordinación de la potestad de gobierno de cada dicasterio, que seguirán funcionando, pero solo, como se ha dicho, para los asuntos ordinarios. Como camarlengo, despachará esos asuntos, sometiendo al colegio de los cardenales todo lo que debiera ser referido al Papa.
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Gobierno de la Sede Vacante

Para el gobierno de la Sede Vacante, la ley prevé dos organismos: la Congregación General de cardenales, que dura hasta que comienza el cónclave y en la que participan todos los cardenales no impedidos legítimamente, es decir, tanto los electores, como los que superan los 80 años. Por otro lado, existe la Congregación Particular, que estará constituida por el cardenal camarlengo y por tres cardenales, uno por cada orden, elegidos por sorteo, cada tres días, entre todos los cardenales electores llegados a Roma.

La Congregación General está presidida por el decano del colegio cardenalicio y trata las cuestiones más graves o controvertidas, cuya resolución no puede aplazarse. La Congregación Particular tiene una función más ejecutiva y se mantiene, renovándose cada tres días, incluso durante el cónclave.

Garante de la confidencialidad

Bertone será también como camarlengo quien decida “las comunicaciones que crea necesarias u oportunas” trasladar a los cardenales durante la congregación general. Una vez iniciado el cónclave en la Capilla Sextina, debe garantizar la reserva de la reunión y levantar acta de las votaciones. “Viene así a constituirse en una especie de custodio de la libertad y de la regularidad de la elección. Y queda caracterizado también por su labor de «contacto» con el exterior del cónclave, que garantiza la continuidad en la labor de gobierno”, explica Miñambres.

El término camarlengo es un título de origen medieval y significa oficial de cámara. La constitución apostólica señala también que él y los tres Cardenales Asistentes pro tempore “están obligados a vigilar atentamente para que no se viole en modo alguno el carácter reservado de lo que sucede en la Capilla Sixtina, donde se desarrollan las operaciones de votación, y de los locales contiguos, tanto antes como durante y después de tales operaciones”. Benedicto XVI ha decretado, en su motu proprio del 22 de febrero, que cualquier fuga de información será castigada, ipso facto, con la excomunión, una orden que está muy relacionada con Twitter.

Así, tras cada votación, los cardenales electores deberán entregar a Bertone o a uno de los tres cardenales asistentes “los escritos de cualquier clase que tengan consigo relativos al resultado de cada escrutinio, para que se quemen junto con las papeletas”. La ley añade que “al finalizar la elección, el cardenal camarlengo de la Santa Iglesia Romana redacte un escrito, que debe ser aprobado también por los tres Cardenales Asistentes, en el cual declare el resultado de las votaciones de cada sesión”. Este escrito será entregado al Papa y después se conservará en el archivo correspondiente, cerrado en un sobre sellado, que no podrá ser abierto por nadie, a no ser que el Sumo Pontífice lo permitiera explícitamente.

A lo largo de toda la historia, tres camarlengos han sido elegidos Papa: Cosimo Gentile Migliorati (Inocencio VII, 1404), Gioacchino Pecci (León XIII, 1878) y Eugenio Pacelli (Pío XII, 1939).

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