20130310

El chollo de los nuevos parquímetros en Madrid: que los coches estén "más tiempo aparcados"

El chollo de los nuevos parquímetros en Madrid: que los coches estén "más tiempo aparcados"

Los parquímetros se colocaron en los años 90 con la excusa de desincentivar el uso de los coches en el centro de la ciudad, pero el Ayuntamiento de Madrid ha visto negocio donde supuestamente no se pretendía y ha terminado convirtiéndolos en un instrumento recaudatorio. La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, reconoció esta semana que en 2014 Madrid estará plagada de parquímetros “inteligentes” para que los coches puedan estar “más tiempo aparcados” con muchas más comodidades, como pagar la tarifa desde el teléfono sin necesidad de tener que bajar a la calle para cambiar el tique cuando caduque. La idea choca frontalmente con la Ordenanza de Movilidad, que solo permite a un vehículo estar estacionado un máximo de dos horas en las plazas azules.

La oposición, controladores del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) y asociaciones de conductores creen que introducir un nuevo sistema para que se pague desde el teléfono “romperá el carácter disuasorio y el principio de rotación del SER”. Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados, recuerda a El Confidencial cómo se creó en el año 1997 una Ley para repartir equitativamente el tiempo de estacionamiento y que todos los vehículos pudieran aparcar, “ya que es un bien escaso y caro. Y así se presentó a la sociedad”. Arnaldo solo puso entonces un pero: “No entendíamos que hubiera que pagar por ello”. Propusieron que no hubiera zonas azules, sino que los vehículos tuvieran un disco donde se computara la hora de entrada y salida, con un tiempo máximo de estacionamiento. “Pero las empresas privadas vieron el negocio y el ayuntamiento de Madrid sucumbió a sus encantos”.

La primera modificación se planteó cuando se incorporaron las plazas verdes, destinadas preferentemente a los residentes que paguen la tasa anual correspondiente, premiados con no tener límite de tiempo de estacionamiento. Los visitantes, por el contrario, solo pueden aparcar como máximo durante una hora, ya que para ellos están reservadas las plazas azules. Pero fue en 2006 cuando saltó el escándalo. La sociedad Hixiene´s, cuyo apoderado era el ex dirigente del PP Juan Manuel Casares González, se hizo con el contrato de la Zona VI del SER, después de presentarse a un concurso junto con la empresa Sufi. La adjudicación se hizo por 11 años y 144 millones de euros. La compañía, sin embargo, no tenía experiencia en la gestión de parquímetros y pronto tanto Pedro Calvo, por entonces concejal de Seguridad y responsable de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, como Casares González reconocieron la amistad que les unía.

El Ayuntamiento abrió una comisión de investigación que no resolvió nada, pero el asunto llegó a los tribunales. En 2010, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 26 de Madrid declaró nulo el decreto en el que se delimitaban las nuevas zonas verdes y azules de la ciudad porque, según el Juez, la decisión debía haberse tomado en Pleno y no tuvo que ser una decisión unilateral de Calvo. Tras el procedimiento judicial no se encontró ninguna irregularidad.

Los parquímetros provocaron una guerra entre el Ayuntamiento y los vecinos de Carabanchel, que no aceptaron que el SER se extendiera por el asfalto del barrio y recurrieron todas las sanciones a través de la Plataforma Antiparquímetros de Carabanchel, logrando ganar apelaciones. En 2008, solo tres de 14 parquímetros funcionaban, y los vecinos se enorgullecían entonces de estar ganando la batalla al Ayuntamiento. “No pagamos ni una multa”, decían. Fuencarral y Hortaleza siguieron la estela de Carabanchel y se convirtieron también en otros barrios rebeldes por la causa. Aún hoy, en Carabanchel los parquímetros llevan corazas protectoras que impiden sabotajes nocturnos. Y anulan, también, la posibilidad de que el conductor pague por la noche para tener el vehículo estacionado por la mañana, pues los aparatos quedan bloqueados a cal y canto desde las 21 a las 9 horas.

Penúltima modificación en junio de 2012

En junio de 2012, con Ana Botella ya al frente de la alcaldía de Madrid, las tarifas subieron y aumentó una hora el margen de cobro, hasta las 9 de la noche. Otra vez los vecinos hablaban de “un robo” hasta que han escuchado la última reforma que se introducirá en 2014: que los parquímetros madrileños tendrán en cuenta nuevas variables para establecer la cantidad a pagar, como la tecnología del vehículo, la antigüedad y la zona de ocupación. “Madrid es una de las pocas ciudades donde al aparcar no se mete la matrícula en el tique. Lo que ha hecho el Ayuntamiento es convertir el espacio público, las calles, en un auténtico negocio de parking, pero sin responsabilizarse de la guardia y custodia del vehículo”, reconoce Arnaldo.

A David Ortega, representante municipal de UpyD, también le choca este nuevo sistema de parquímetros, “ya que se está incentivando el uso del coche en el centro de la ciudad para quien esté dispuesto a pagar, con lo que perjudica la calidad del aire. ¿Cómo se produce este incentivo? Facilitar el pago a través del móvil hace más sencillo llevar el coche a la zona SER, a la oficina, por ejemplo”. Jaime Lissavetzky, el portavoz socialista en el ayuntamiento de Madrid, también liga esta medida a objetivos meramente recaudatorios, y pronosticó que los cambios irán en esta línea. “Subir el precio perjudicará a los ciudadanos y dudo que contribuya a una clara y nítida mejora en la calidad del aire”.

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