20130310

Los suculentos negocios de CCOO y UGT

Los suculentos negocios de CCOO y UGT

Los sindicatos de Toxo y Méndez tienen montado un entramado empresarial que les proporciona más de 10 millones de euros al año.


Públicamente, los dos sindicatos mayoritarios de nuestro país continúan atrincherados en su postura de criminalización de los empresarios; erigiéndose en defensores de una clase trabajadora que cada vez siente un desapego mayor hacia su labor. Pero en privado, tanto CCOO como UGT desarrollan un fructífero entramado económico que les reporta suculentos beneficios, a través de un complejo entramado de sociedades limitadas y anónimas. Gracias a ellas, los sindicatos cuentan con unos activos de más de 240 millones de euros, y unos beneficios anuales que superan los 10 millones de euros.

Así lo desvela ABC, que ha buceado en las cuentas de UGT y CCOO, demostrando que ambas organizaciones saben sacar partido a sus cuentas, haciendo uso de las mismas técnicas empresariales que después critican públicamente.

Esto lo consiguen de diversas maneras. Los sindicalistas se convierten en patronos de varios sectores económicos, y se asocian a empresas como Telefónica y BBVA. Gestionando los planes de pensiones de empleo privados, consiguen suculentos réditos. Según informa el diario de Vocento, Los sindicatos mayoritarios controlan un complejo entramado de sociedades limitadas y anónimas que suman unos activos de más de 240 millones de euros. En el último ejercicio contable presentado en el Registro Mercantil, las 53 empresas analizadas obtuvieron unos beneficios de 10.595.000 euros.


Las gestoras

Los sindicalistas se convierten en patronos en varios sectores económicos e incluso se asocian a grandes multinacionales como el BBVA y Telefónica, alianzas de las que obtienen suculentos réditos en el campo de la gestión de planes de pensiones de empleo privados. Ambos sindicatos -con un 15% cada uno- son socios de Telefónica (70%) en Fonditel Pensiones, la cuarta mayor gestora de España, y que les proporciona activos de más de 11 millones y beneficios de un millón en el ejercicio fiscal de 2010.

También la gestora de BBVA - Gestión de Previsión y Pensiones S.A- les proporciona beneficios relevantes. En ella, los sindicatos suman el 40% de las acciones; gracias a lo cual el pasado año cada organización se llevó 853.000 euros de beneficio. Gestionando el plan de pensiones de la Administración del Estado, los sindicatos se llevan 537 millones de euros -propiedad de más de 600.000 funcionarios- y cuya tercera parte invierte en Bolsa. La gestora BBVA-CC.OO-UGT cobró en 2011 una comisión por la administración de este plan que ronda el millón y medio de euros.

Pero los sindicatos no advierten contradicción entre estas actividades y sus crítica continúa a los bancos, los empresarios, y demás bestias negras de su ideario. En un folleto publicitario de la gestora, los sindicatos se blindan ante las críticas asegurando que es "perfectamente compatible combinar objetivos financieros con valores sociales". ABC asegura que los sindicatos son claves para atraer a estas gestoras el dinero de los planes de pensiones de empleo de las compañías en las que UGT y CC.OO. controlan el comité de empresa.


Las aseguradoras

Este es otro sector clave para que ambos sindicatos prosperen empresarialmente: las aseguradoras. UGT y CCOO tienen presencia en en las cuatro empresas del grupo Atlantis, a través de participaciones. Con ello consiguen unos beneficios anuales no muy elevados, pero sí logran unos activos proporcionales de unos cinco millones de euros por cada organización empresarial.

Empresas relacionadas con el ladrillo

También los sindicatos han sacado tajada del sector, uno de los más criticados en sus consignas. CCOO es dueña de la promotora Grupo de Proyectos Sociales de Gestión, cuyos beneficios en 2010 suman 4,8 millones de euros y sus activos superan los 42 millones de euros. Con Deinco Inmobiliaria y Habitatge Social S.A suman 22,7 millones euros con cada una, sin contar con los grupos de promotoras domiciliadas en Aragón.

Por su parte UGT está relacionada con la empresa navarra Plazaola Gestión Integral S.L, a través de la empresa que la controla -Gestión Social e Inversiones- de la que el sindicato controla el 70% del capital. El balance es claro: los activos de ambas compañías suman 18,5 millones de euros y unos beneficios cercanos al millón.


La consultorías

Este es otro de los sectores en los que se han especializado CCOO y UGT. La mayor empresa está en manos de Comisiones, Grupo de Proyectos Sociales de Madrid S.A. En su último balance de cuentas aparecen más de siete millones en la casilla de activos.

La empresa Protección Social Complementaria de los Trabajadores S.L está participada por los sindicatos de Toxo y Méndez al 50%, y su objeto social deja clara su función: "la prestación de todo tipo de servicios de dirección, administración y gestión de empresas, ocupando para ello cargos en los órganos de administración si fuera necesario".

Cursos de formación

Esta es quizás la fuente de financiación sindical más conocida, y también más fructífera. CCOO y UGT subcontratan cursos o utilizan sus propias empresas para impartir estos cursos a los trabajadores, con cargo a los presupuestos públicos o de grandes empresas.

La emrpresa más llamativa es Escola de Formación Sindical S.L, que posee CCOO en Cataluña, y se dedica a " todas aquellas actividades relacionadas con la enseñanza e impartición de cursos de formación". Con ello, consigue 4,3 millones en activos.

Por último, ambos sindicatos tienen medio centenar de organizaciones entre fundaciones, federaciones y cooperativas. Tienen actividad económica pero no ánimo de lucro.

Sindicatos Reunidos, S. A.

No hay industria más boyante en nuestro país que el sindicalismo de clase (alta). Con unos ingresos fijos más que abultados, costes de producción prácticamente inexistentes y exenciones fiscales de todo tipo, si cotizaran en bolsa, UGT y CCOO formarían parte del IBEX 35. ¡Vaya que sí formarían!


Existe un gran desconocimiento acerca de las finanzas de los dos grandes sindicatos de izquierdas, básicamente por dos razones: 1) sus fuentes de financiación son tan numerosas, que un equipo de peritos contratados por los propios sindicatos necesitaría no menos de seis meses al año para identificar todos los cauces del trinque; 2) sus cuentas no están sometidas al escrutinio de los organismos fiscalizadores del estado, en contra de lo que afirman sus líderes, que tampoco parecen muy por la labor de aportar luz al respecto: total, mientras el dinero público fluya con abundancia, la supervisión no sería más que una costosa excentricidad.

Los dos grandes sindicatos disfrutan del usufructo de los edificios que les fueron cedidos por el estado cuando se desarbolaron los sindicatos verticales del Franquiense; edificios que, según la ley ad hoc aprobada en su momento, formaban parte del patrimonio sindical incautado durante la guerra civil y la inmediata posguerra. De nada sirvió a algunos sindicatos hoy minoritarios pero entonces boyantes, como la CNT, aducir que Comisiones Obreras se había fundado en los años sesenta y que, por tanto, no podía haber sido objeto de incautaciones patrimoniales treinta años antes.


A pesar de la evidente injusticia, la paz social y el relevante papel de las dos centrales mayoritarias de la izquierda como "interlocutores sociales" facilitaron que se les adjudicara un número impreciso de inmuebles, generalmente situados en las zonas más nobles de las capitales de provincias, por los que no pagan un solo euro de alquiler. Por no pagar, no pagan ni el IBI, que para eso Aznar se encargó de elaborar otra ley que les declaraba exentos del susodicho.

Con estas peculiares condiciones, el sindicalismo es una actividad empresarial que sólo recoge beneficios sin apenas coste, porque ¿en qué gastan el dinero los sindicatos? Una empresa al uso, además de pagar a los trabajadores, ha de comprar materias primas, transformarlas, establecer canales de distribución y vender sus productos. Con lo que le queda, ha de pagar el impuesto de sociedades y el resto de tasas fiscales y sociales exigidas por el estado.

Un sindicato realiza su actividad en unos locales que no le cuestan un euro, recibe subvenciones para llevarlas a cabo... y se queda con el resultado empresarial sin liquidar ninguno de los impuestos que todo contribuyente ha de satisfacer si no quiere pasar las de Caín. Por no pagar, no pagan ni los impuestos que deberían por los dividendos e intereses que les reportan sus inversiones en los mercados financieros.

El único coste conocido que tienen es el de sus trabajadores, situación de privilegio que no disfruta empresa alguna en un país civilizado.

La pregunta que nos hacemos llegados a este punto cae por su peso. ¿Cómo es posible que, teniendo tantísimos ingresos y unos gastos ciertamente escasos, y estando como están exentos de tributación, UGT y CCOO estén despidiendo trabajadores y haciendo eres a mansalva? A ver si tienen un ratito Méndez y Toxo y nos lo aclaran. Sólo por curiosidad.

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