20130705

Huelga de hambre en pleno centro de Zaragoza

otros que se apuntan al carro de "mi banco que engañó"..

pues nada.. si no supieron leer un contrato (incluso podían haber pedido ayuda, hay miles de abogados en hispanistán) ahora que apechuguen con sus decisiones.. o que se les incapacite legalmente (ni conducir, ni votar, ni tener hijos, ni tener cuenta en un banco..) y que no perjudiquen al resto de la sociedad con sus decisiones..


Huelga de hambre en pleno centro de Zaragoza

"La última opción que nos han dejado". Las seis personas en riesgo de desahucio coinciden al definir de esta forma la huelga de hambre que mantienen desde el pasado 1 de julio en la plaza de Aragón de Zaragoza, donde se concentran entre botellas de agua, amigos, y miembros de la plataforma Stop Desahucios, que se han unido a la causa para buscar "una solución definitiva a un problema que llevan arrastrando años".

Luis Ramón, Rosa, Miguel, Isabel, José Julio y Juan Carlos, todos ellos en situación de paro o precariedad, se mantendrán en ayunas y "pasando el día y la noche" enfrente de las sucursales con las que acordaron su hipoteca hasta el domingo, día en el que Stop Desahucios ha convocado una concentración.

Para Luís Ramón Lavanda, ecuatoriano nacionalizado español de 49 años, "no cabía otra solución". Su caso es similar al de todos sus compañeros. Se hizo cargo de una hipoteca de casi 1.000 euros mensuales que tuvo que dejar de pagar al perder el trabajo.

"Vivo con mi mujer, que tiene un sueldo que no llega a los 600 euros, y yo recibo una ayuda de 380, con lo que nos es imposible solventar la deuda 155.000 euros que nos reclama el banco". La entidad le impuso esta deuda incluso después de que su piso fuera subastado en 2011, obligándole a un desahucio que el juez paralizó gracias a la nueva normativa, que le dio dos años de margen para cancelar lo adeudado.

Junto a las butacas en las que aguanta el calor y el hambre con sus compañeros hay una báscula. "Nos pesamos y nos tomamos la tensión todos los días", cuenta Lavanda, que afirma haber perdido ya 5 kilos desde el lunes.

"Tengo que seguir luchando porque tengo tres hijos", afirma Luis Ramón, que quiere con esta huelga "presionar" a la entidad para que de respuesta a "los mil documentos" que ha presentado para solicitar la condonación de la deuda".

Sin respuestas
Pero el banco no responde ni a él ni a sus otros compañeros. "Llevamos negociando más de dos meses", cuenta Miguel Naranjo, que solicitó la dación en pago o el alquiler social, algo que según él le han denegado porque es considerado como un cliente con riesgo de no pagar.

"Claro que no puedo pagar" comenta desencantado Miguel, "sobre todo si me mantienen el pago de 750 euros que tengo ahora. Por eso pido el alquiler social". Con dos hijos de 8 y 13 años, Miguel se queja especialmente de las "vueltas" que le hace dar su banco, y de la lentitud en darle respuesta a su solicitud mientras "continúa un proceso judicial" que podría dejarle en la calle.

Rosa Aráuz, de 40 años y también de origen ecuatoriano, es una de las que peor está llevando la huelga. "Tengo mareos", cuenta, mientras sostiene un libro que confiesa que tuvo que dejar de leer el martes ante la disminución de fuerzas.

Rosa afirma sentirse "engañada" después de que le embargaran la vivienda que compró con su exmarido y que ahora le retiren un 30% de su nómina cada mes para hacer frente a los más de 100.000 euros que le reclama el banco. "Me engañaron", recalca, "firmé un supuesto 'alivio' hipotecario ofrecido por el banco que al final ha resultado ser un nuevo préstamo que ha aumentado mi deuda". Además, al estar trabajando, el banco no le ofrece "ninguna opción para optar a una ayuda".

Al lado de Rosa se encuentra la única afectada implicada en la huelga que es nacida en Zaragoza, Isabel, que se ha visto "obligada a tomar esta opción" después de que fuera desahuciada de su vivienda y ahora vea cómo la casa de su pareja en la que vive se encamina hacia la misma situación. "Estamos aquí para que la gente de los bancos se dé cuenta del drama humano que están provocando, pero nada", comenta, "nos están dando largas cada día".

Mientras esperan una respuesta que no llega, la decena de personas que les acompaña "y han sido cientos desde el lunes" les ayuda a permanecer firmes "en una lucha que si no nos dan una solución no va a acabar el domingo". "Seguiremos hasta que al menos tengan la dignidad de responder a nuestras solicitudes", afirman. "Y si no nos la dan, tomaremos otras medidas".

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