el problema es que siguen los mismos, sólo se cambiaron la chaqueta..
“El problema de la memoria histórica fue la Transición”
Hija de un piloto de caza republicano, ha descubierto los diarios de su padre
Laura Gassó redescubrió hace tres años la historia de su padre en una
vieja y polvorienta caja de zapatos guardada en un trastero. En su
interior, se deshacía al tacto un manojo de hojitas manuscritas
desgajadas.
“26-05-1942: Comienza a agudizarse el hambre. Cojo este
diario con el fin de no comerme todo el pan, que ya he reducido a la
mitad”, se leía en uno de los amarillentos papelitos escritos a
lápiz. El autor era Antonio Gassó, de 23 años, piloto de caza
republicano recluido en los campos de concentración del norte de África.
Gaskin, como le apodaron en un curso de aviación en la URSS, dejó
testimonio en un dietario sobre las adversidades de los castigos y
trabajos forzados en la línea del ferrocarril Transahariano entre 1939 y
1943.
Tras meses de trabajo intenso de transcripción, su hija publica en
Diario de Gaskin su historia callada durante casi seis décadas.
Nacida en Casablanca, Laura y sus padres llegaron a España en 1959. Y con ellos la caja de zapatos. “Ha soportado 17 traslados de domicilio entre Marruecos, Castellón y Valencia”,
observa. Gaskin murió en 1974, a los 55 años, de un cáncer de pulmón,
sin conocer la democracia ni poder hablar sobre su pasado comunista a su
única hija, una joven de 19 años que estudiaba el Fuero de los
Españoles para opositar a Hacienda. “He llorado mucho más a mi padre ahora que cuando murió. Fue un hombre bueno que tuvo mala suerte”, explica con la voz quebrada. De él sabía que al
acabar la guerra zarpó en el mítico Stanbrook, uno de los últimos
barcos en evacuar republicanos españoles. Pero el destino no le permitió
hablarle de su dura vivencia en los campos norteafricanos.
El hallazgo de la caja, explica, le ha permitido vivir la emotiva experiencia de reencontrar a antiguos compañeros de su padre. “En
España se ha perdido una generación, la de los hijos de los
represaliados, que han vivido en el terror y les ha calado el mensaje de
no hablar de política”. A sus 59 años, esta luchadora
antifranquista en su juventud observa como “explosiones esperanzadoras”
el 15-M. “El problema es que les falta mantener ciertas estructuras”.
En la céntrica cafetería de los antiguos almacenes El Siglo, el actual
Centre Cultural Octubre, donde come con sus amigos todos los martes en
Valencia, la hija de Gaskin cuestiona indignada la investigación de los
crímenes del franquismo.
El problema de la memoria histórica fue la Transición.
El aparato del Estado quedó intacto con una ley de punto final a la que
ahora aluden por la querella argentina. Me avergüenza que la causa haya
salido de España. ¿Este país no es capaz de cerrar el proceso de una manera digna?”.
Laura califica de “tímida” la Ley de Memoria Histórica de Zapatero,
aunque reconoce que permitió “avanzar”. “Pero con el Gobierno del PP se
ha acabado. Han dejado transcurrir 70 años y ahora se cierra con una
página en falso confiando en que los jóvenes no exijan esa reparación”.
Porque el patrimonio de todos no tiene sentido que se guarde en una casa
particular o en el rastro, su próximo objetivo es depositar los
documentos de su padre en un centro que no solo custodie los papeles,
sino que tenga una actitud activa para difundirlos. “Lo que se olvida vuelve a repetirse. Hay que recordar siempre la barbarie, por dura que sea”.
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