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Así vigiló Blesa a quien debía 1.092 millones a Caja Madrid
La cacería en Namibia del presidente de la caja con el consejero delegado de Martinsa retrata la gestión de quien es ya el gran perdedor del año en la banca española
«La prueba de que estuve y que ya he vuelto». El 5 de noviembre de 2007, el entonces presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, enviaba a una amiga -en uno de sus ya famosos correos incautados por el juez Elpidio José Silva- fotos que probaban que en el puente de Todos los Santos se había ido de caza a Namibia. Justo ese día 5, los compañeros del diario Expansión publicaban un reportaje sobre cómo las compañías inmobiliarias estaban aumentando riesgo financiero porque se estaban depreciando los activos que habían dejado como prenda. Martinsa Fadesa había caído un 26% en Bolsa en lo que iba de año y Colonial, un 32%.
¿Con quién había ido Blesa a cazar a Namibia? Nada menos que con Carlos Vela, el consejero delegado de Martinsa Fadesa, la inmobiliaria con la que había contraído un riesgo de 1.092 millones de euros, según un expresivo gráfico aparecido también en los correos del ex presidente de la cuarta entidad financiera de España. Se desglosaba así: 622 millones, por la financiación de la fusión entre Martinsa y Fadesa, 237 millones por operaciones de suelo, 168 millones por financiación de promociones y 65 millones de avales. La suma era a su vez un 20% de todo lo que adeudaba Martinsa Fadesa.
El banco malo del Estado se ha hecho cargo de la deuda de Caja Madrid con Martinsa
Desgraciadamente ésa era prácticamente la media de riesgo con Caja Madrid con Osuna, Pryconsa, Sando, Nozar, Lualca, Reyal Urbis, Sacresa... En total, los promotores debían a Caja Madrid 14.372 millones de euros al inicio de la crisis y la situación de Bancaja era proporcionalmente peor, por eso su fusión fue descabellada y Bankia ha terminado siendo el principal aportante de activos y deuda tóxica al banco malo. De hecho, el riesgo de Caja Madrid con Martinsa Fadesa ha sido traspasado a la Sareb, el banco malo controlado por el Estado con el que los contribuyentes alivian al sector financiero de los errores del ladrillo. La Sareb cruza ahora los dedos para lograr recuperar la deuda en los próximos años.
Blesa dijo a la Ejecutiva de la caja que iba a asumir menos riesgo que el que contrajo
¿Vigilaba Blesa con rigor aquel riesgo inmobiliario de su entidad? La foto que ilustra este artículo en que se ve al presidente de Caja Madrid junto a su amigo Vela vale más que mil palabras. Su amistad con el consejero delegado de la inmobiliaria era notoria y ambos se fueron juntos de alegre cacería apenas mes y medio antes de que Colonial iniciara la agonía del sector con la destitución de Luis Portillo, que también invitaba a Blesa a cazar debiendo a la caja 275 millones. También solo unos meses antes de que el presidente de Martinsa Fadesa, Fernando Martín, decidiera suspender pagos para protegerse de la refinanciación que, ya a la desesperada, le exigían Blesa, entre otros acreedores financieros.
El promotor en el que Caja Madrid tenía más riesgo era Martinsa Fadesa por iniciativa, precisamente, del propio Vela. Éste había sido director general de Caja Madrid hasta mayo de 2007 y fue clave en que la entidad asumiera gran parte de la financiación que necesitaba Fernando Martín para comprar Fadesa a Manuel Jove. Martín lo fichó entonces como consejero delegado porque necesitaba a un financiero que complementara su contrastado olfato inmobiliario. En los correos de Vela desde la inmobiliaria a Blesa no aparecen comentarios profesionales, sino lo estupendo que era el Auob Lodge en el desierto del Kalahari.
Vela y Blesa pueden alegar que su cacería conjunta en Namibia se produjo en días festivos, pero evidencia un compadreo que pone en cuestión la profesionalidad con que Caja Madrid gestionó la que era su mayor bomba de relojería en el sector inmobiliario. De hecho, cuando Martín suspendió pagos en julio de 2008 decidió hacerlo contra el criterio de Vela y del propio Blesa, partidarios de una refinanciación con más intereses y ganar tiempo. Vela dimitió y fue recuperado por Blesa para que dirigiera la corporación Cibeles, pero el escándalo de su ida y vuelta provocó finalmente su marcha de Caja Madrid y la ruptura con su presidente.
Prueba de que Blesa sabía que había metido la pata es que cuando Martín suspendió pagos, ordenó en un correo que no se le pase «ni un dato» al entonces vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, para que no descubriera que había mentido a la Comisión Ejecutiva de la caja. Les había dicho que solo iba a asumir 250 millones de deuda en la fusión de Martinsa y retuvo más de 600.
El 6 de julio de 2009, Blesa envió a la firma organizadora de la cacería de Namibia una carta de protesta: «Los trofeos no están en nuestro poder ni hemos tenido la más mínima explicación por su parte». Los españoles tampoco la han obtenido.
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