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"Ponga una familia de clase media en su mesa", la última moda entre los ricos

"Ponga una familia de clase media en su mesa", la última moda entre los ricos

La familia Alonso de Gálvez y Walton recibió la pasada Nochebuena en su hogar una visita muy especial, la familia de clase media García Pérez, que de esa manera pudo olvidarse de sus problemas económicos por un rato. “Los vimos en la página web, con su ropa comprada en Zara y su televisión de tubo, y nos dieron una pena terrible”, ha declarado la señora del hogar, doña Josefina Walton, que ha explicado a El Confidencial desde su residencia en La Moraleja que “en estas fechas tan señaladas, tenemos que compartir nuestro champán, nuestras mansiones y nuestro servicio doméstico con aquellos que sólo pueden permitirse comer marisco un par de veces al año”.

Esta es una más de todas las familias que estas navidades han querido sumarse al programa “Ponga una familia de clase media en su mesa”, una iniciativa de Filántropos Sin Fronteras que nació con el objetivo de ayudar a los más desfavorecidos durante estas fechas tan señaladas. “Muchas veces nos cruzamos con familias de clase media cuando paseamos por la calle, pero apartamos rápidamente la vista, como si no fuese con nosotros”, se ha lamentado Valentina de Ybarra, presidenta de la organización. “Pero podríamos ser cualquiera de nosotros”, añade, haciendo una pausa. “Bueno, en realidad no, para qué engañarnos, pero en el fondo somos todos iguales ¿no?”.

Una familia marcada por la tragedia

El padre de la familia de clase media, Juan García, es un profesional liberal que actualmente trabaja como arquitecto en su propio bufete. “Al principio nos dio un poco de reparo dejarlo entrar en nuestra casa, por si era una mala influencia para nuestros hijos y les daba por estudiar historia del arte o ser drogadictos”, ha explicado la madre. “Pero creo que es bueno para su educación que vean lo que pasa si uno acude a una universidad pública”.

También pensamos en comprarles unas preferentes que eso, quieras que no, siempre es una buena inversión

Por su parte, la esposa de Juan, Pepa, es funcionaria, aunque la familia De Gálvez y Walton prefirió eludir el tema durante la cena. “Sabemos que hay muchos españoles en su misma situación”, reconoció en un aparte a El Confidencial Josefina. “Pero no podemos juzgar a nadie por lo que hace o, mejor dicho, por lo que no hace”. La madre reconoció que había intentado mover sus hilos para “rescatar a la pobre mujer del sector público” y buscarle un empleo honrado “en un banco o una constructora”. A pesar de ello, ofrecieron cada quince minutos un café a Pepa. “Pensamos que era parte de su día a día”.

La familia Alonso de Gálvez y Walton aguantó la respiración después de que Juan explicase cómo tuvieron que deshacerse este año de su apartamento en Benidorm para pagar la carrera de su hija mayor, Ana. “Luego dicen de la burbuja inmobiliaria, pero así pasa, que esta gente se pasa la vida especulando con pisos y luego vienen pidiendo ayuda”, ha señalado Arturo Alonso de Gálvez, antiguo accionista de una de las constructoras más potentes de España. “Una cosa te digo: han vivido por encima de sus posibilidades”.

En Navidad no existen clases sociales

La cena estuvo marcada por cierta tensión, especialmente en el momento en el que Juan sacó un teléfono Nokia de su bolsillo para telefonear a su hermana. “Al principio pensamos que era una inocentada”, señaló Alonso de Galvez. “Pero luego pensé que, quizás, era un modelo de móvil vintage. Lo cierto es que sentí algo de envidia”. Cuando Juan afirmó no entender por qué le miraban rato tras colgar el teléfono, un silencio incómodo se hizo en la mesa, lo cual no impidió que Juan se sirviese otro vaso más de Möet & Chandon.

No queríamos dejar pasar la oportunidad de invitarles a lo que podría ser su última copa de cava

Uno de los momentos más emocionantes de la noche se produjo cuando las dos familias se intercambiaron sus regalos navideños. “Nunca olvidaré el brillo en los ojos de Juan cuando desenvolvió el paquete y vio la corbata que le habíamos regalado”, afirma con una sonrisa Josefina. “Queríamos algo útil y que estuviésemos seguros de que no iba a tener, y pensamos en que a lo mejor si llevase una corbata y no esa americana con coderas roñosa podría encontrar un trabajo de verdad”, explicó Josefina. “También pensamos en comprarles unas preferentes que eso, quieras que no, siempre es una buena inversión, pero en la ONG nos dijeron que no les parecía un regalo muy apropiado”.

Los más pequeños de la familia García recibieron una PlayStation 2 y una colección de VHS de Bola de dragón. “Es un buen regalo, y teniendo la Play 4 y la colección en Blu-Ray ya no nos hacía falta”, explicó Borja, el primogénito de la familia. Por su parte, la familia García regaló a sus anfitriones un viaje a París durante una semana con todos los gastos pagados. “Ya hemos estado muchas veces, por lo que tuvimos que ocultar nuestra decepción, pero bueno, la intención es lo que cuenta”, explicó Arturo con una sonrisa comprensiva.

“Ha sido una experiencia súper miserable”, afirmó por su parte Tamara, la pequeña de la casa. “O sea, son como nosotros, pero se les nota que no hablan bien”. ¿Por ejemplo? “Pues cuando nos pedían croquetas de caviar”, se lamenta la joven, que actualmente está terminando sus estudios en la Chelsea Business School. “Y mira que le decíamos ‘cocreta, se dice cocreta’, pero nada, seguían con lo de ‘croqueta’”. Además de clase media, cabezones”.

Todos los españoles, unidos contra la desgracia

Madrid no es la única capital española que se ha unido a este movimiento. En Barcelona algunas familias también han invitado a sus amigos de clase media a sentarse al calor del hogar. “Queríamos hacerlo ahora porque con esto de la consulta no se sabe dónde estaremos el año que viene”, explicó don Jordi Llobet i Llobet. “¿Qué harán los andaluces y extremeños de L’ Hospitalet? ¿Volverán a sus tierras de origen? No queríamos dejar pasar la oportunidad de invitarles a lo que podría ser su última copa de cava, porque quizá para el año que viene tengan que comprarlo de importación y no puedan permitírselo”.

“Quisimos hacer un menú inspirado en la consulta catalana”, añadió por su parte Immaculada, la mujer del hogar. “Así que introdujimos dos preguntas. La primera era ‘¿quiere ensalada con la carne?’. Y, en caso afirmativo, ‘¿la quiere en un plato aparte o junto al solomillo?’” Imma cree que de esta manera, resultará más fácil decidirse el próximo 9 de noviembre. “Yo veo esto de la consulta como cuando vas a un restaurante y tienes que elegir un plato; al final termina decidiendo el estómago”.

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