20140717

Ni príncipe azul ni 'comieron perdices'

lo que ha cambiado el cuento!

por cierto, se han olvidado de comentar cuántas veces ha abortado ésta "empoderada", cuántos nuevos novios se ha tirado la última semana, cuántos amigos gays y transexuales tiene.. y cuál es su "identidad de género".. es que claro.. hay que educar a la juventud en las nuevas costumbres..

disfruten lo votado..


Ni príncipe azul ni 'comieron perdices'

La 'guerra a las princesas' da sus frutos: Disney y Pixar apuestan por heroínas independientes y empoderadas.



Cuando a la madre de la fotógrafa Dina Goldstein le diagnosticaron cáncer de pecho, su hija de tres años no dejaba de ver películas de Disney y de leer todas sus historias. Goldstein se dio cuenta de que todas esas princesas de la factoría de dibujos animados que tanto adoraba su hija no tenían que lidiar con problemas del día a día, como el cáncer o la guerra, porque, simplemente, 'vivían felices para siempre' y no se sabía más de su vida pasados sus años de juventud.

Fue entonces cuando decidió poner en marcha un proyecto que reflexionase sobre la realidad y desmitificase las falsas ilusiones que desprendía Disney. De ahí nació Fallen Princesses, una serie de fotografías tomadas entre 2007 y 2010 en las que vemos qué pasaría realmente después del 'y comieron perdices': Blancanieves cual ama de casa desesperada, Cenicienta dada a la bebida, La Sirenita encerrada en un acuario, Caperucita Roja con sobrepeso y adicta al McDonald's o Bella rendida a la cirugía plástica. La serie se convirtió en un éxito (con libro a la venta y presencia itinerante en multitud de galerías) y Goldstein ha popularizado su trabajo con otras obras pop surrealistas como Into the Dollhouse, donde imagina la vivencia real entre Ken y Barbie, su homosexualidad y sus peleas por quién se pone los tacones.



El proyecto de Goldstein no es el único que ha puesto sobre la mesa la denominada Guerra contra las princesas, una cruzada que encabezó la periodista del New York Times, Peggy Orenstein, cuando publicó el bestseller Cinderella ate my daughter (Cenicienta se comió a mi hija) y que venía a decir que toda esta cultura que estigmatiza a las niñas con la obsesión por el rosa y que "promueve el narcisismo y el consumismo" planteando un "único modelo de feminidad" no hace ningún bien social.

Mientras estudios académicos defienden que crecer influenciadas por Disney tampoco pasa factura a las niñas y éstas acaban tomando como modelo a figuras más próximas a su vida real, cuestionar los roles que desprenden las princesas de cuento es uno de los pasatiempos favoritos de internet.

Ahí está Doro, una artista que dibujó cómo serían los parejas más emblemáticas de la factoría si intercambiasen el género; Paint, un joven cantante que se hizo con 35 millones de visionados en YouTube con sus versiones de los hits de Disney (spoiler: Ariel acababa ahogada por un vertido de petróleo de BP o Jasmine llora por las esquinas porque Alí hasido confundido con un talibán y acaba preso en Guantánamo) o una de las más populares, ver cómo explotan cada una de las cabezas de las protagonistas de los clásicos infantiles.

Cine de empoderamiento

Tras años de juicio social, las factorías de dibujos animados han tomado nota. Disney y Pixar está afianzado un cambio de rumbo sorprendenteme empoderador para las féminas. Con Brave ya lo advirtieron: se pueden hacer películas sin príncipe azul de por medio (aunque la trama parte de la voluntad de la madre de Mérida de que encuentre 'un buen marido') y con Frozen ampliaron el espectro a dos protagonistas (hermanas) que comprenden que el amor verdadero puede ser familiar y no tiene por qué estar atado a ese "y comieron perdices" de rigor. Tal y como describían en Feministing," no es el caballero con reluciente armadura, el Príncipe de un reino extranjero el que se convierte en héroe de esta película. Anna y Elsa comprenden quiénes son y lideran su reino hacia un 'felices para siempre' que nunca habíamos visto en una película de princesas de Disney".

Ahora, por primera vez, Pixar ha producido una película en la que la protagonista es una niña y sus emociones (y sin rastro de princesas). En 2009, la escritora Linda Holmes escribió una columna bajo el título Querido Pixar, de parte de todas las niñas con tiritas en sus rodillas en el que pedía "por favor, haced una película que no vaya de una princesa […] Quiero que las niñas tengan su propio Up!, con un disfraz que puedan llevar en Halloween". Seis años después (en 2015), la factoría estrenará Inside Out, la historia de las emociones que confluyen dentro de la cabeza de Riley, una niña que afronta una mudanza del Medio Oeste a San Francisco y su nueva vida. Tal y como explicaban en Vulture (que ya han podido ver el film) "la verdadera protagonista" de la película es Joy (Alegría, a la que pone voz Amy Poehler) que tras haber liderado la vida de Riley durante sus primeros 11 años, verá como el Miedo (Bill Hader) toma el control de su mente. La interacción de estas dos emociones, junto a la aversión (Mindy Kalling), la Angustia (Lewis Black) y la Tristeza (Phyllis Smith), describirán el paso de la niñez a la adolescencia melancólica de Riley. "No es que haya querido hacer una película sobre el poder femenino", explicó el director Pete Docter, "pero creo que esta historia y el tema lidian directamente con él".

El cambio de timón ya es una realidad. Hasta han logrado convencer a una de sus críticas más populares, como la fotógrafa Dina Goldstein. "Me alegra ver que finalmente hay un prisma distinto y se moderniza a las princesas en los cuentos de hadas", explica por correo electrónico. "Disney había dibujado el escenario de ser 'felices para siempre', alimentando a nuestras niñas con la creencia de que un día llegaría un Príncipe Azul, las salvaría y tendrían una vida feliz. Es importante romper el ciclo, empoderar a las niñas para que cambien de pensar cuando son niñas, ofreciéndoles herramientas para que puedan salir al mundo y construirse una buena vida".

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