lo discutible de la noticia es que "Era el efecto de la minería, un sector que daba empleo a toda la
comarca, que servía de motor para el sector servicios y que alimentaba a
una parte de la provincia de León. “La zona era muy rica”, se reconoce.
Cada día un nuevo negocio, un bar, una discoteca, un súper, tiendas de
regalos".. porque si las minas no se agotaron, entonces resulta que el motor no era la minería, sino las subvenciones (a fondo perdido, y que cobraban por su cara bonita, y con cargo a los que se levantan todos los días para trabajar, claro)..
subvenciones para extraer un carbón de pésima calidad, y que encima salía muchísimo más caro que el importado (de SA o Rusia, que es de dónde procedía, realmente).. casualmente nadie se sorprendía que chamizos con un sólo trabajador sacaran (es lo que consta en libros) decenas de toneladas, todos los días, aunque si se acercaba un observador no apreciaba actividad.. con las subvenciones se forraron unos pocos, mientras se pagaba el silencio cómplice de varios miles..
por cierto: los sueldos eran buenos y las jubilaciones también, para una zona en la que el coste de la vida era razonable.. ¿dónde se ha ido el dinero? ah, claro: coches, viajes al Caribe, y "invertido" en pisitos.. cigarras
y ahora gente con pisos y otras propiedades tiene que recibir "vales para alimentos", porque están "afectados por la hipoteca", claro.. mientras un joven con un sueldo submileurista, al que nunca se le ha dado ninguna oportunidad, tiene que vivir en un piso compartido.. claro, claro.. que los pisos tengan un precio razonable y un alquiler razonable ni hablar, claro.. para eso están las subvenciones..
disfruten lo invertido..
La España de Rajoy sigue avanzando a paso de cangrejo: Villablino (León), todos en el paro
“Aquí nadie trabaja y la gente ya no tiene nada que perder”,
asegura la alcaldesa de la localidad leonesa de Villablino, que ve cómo
“ya tenemos que dar vales para que las familias compren sus alimentos”
En los años 90 el dinero brotaba por las calles de Villablino, la
capital de Laciana, donde los concesionarios de coches eran negocios
prósperos y las entidades financieras mantenían abiertas una sucursal en
cada esquina.
Era el efecto de la minería, un sector que daba empleo a toda la
comarca, que servía de motor para el sector servicios y que alimentaba a
una parte de la provincia de León. “La zona era muy rica”, se reconoce.
Cada día un nuevo negocio, un bar, una discoteca, un súper, tiendas de
regalos.
Desde hace una década, sin embargo, Laciana agoniza, se muere. Ha sido
una lenta agonía la de la comarca, que ahora ha recibido un “golpe
mortal” porque el “Gobierno no ha calculado la dimensión de las medidas
que ha tomado”.
“Todos en el paro”
Lo advierte Ana Luisa Durán, alcaldesa de esta localidad de 10.600
habitantes, en la que hoy “todo el mundo está en paro”. Con la minería
cerrada “aquí se ha parado el motor de la comarca”. Y ahora los negocios
agonizan por falta de clientes.
Durán y el resto de la corporación municipal alertan de que la situación
es ya de “emergencia social”, tanto la corporación decidió no percibir
sus asignaciones de noviembre y diciembre para destinarlas a un fondo de
ayuda.
“Con ello se creó una bolsa de 4.800 euros destinada a ayudas a las
familias de mineros necesitadas. Las familias se apuntan en el registro,
se evalúa la asignación, que puede estar en 100 o 150 euros, o la
cantidad que se precise, y la familia recoge esa cantidad en alimentos
en el supermercado”, asegura Ana Luisa Durán.
El objetivo es prestar ayuda a quien hoy tiene un claro “estado de
necesidad”, necesidad real que “salvo que se tomen las medidas de apoyo
al sector” finalizará “o mucho nos equivocamos” en un “estallido
social”.
“Nada que perder”
“La gente aquí ya no tiene nada que perder, y cuando digo nada que
perder es nada que perder. El Ayuntamiento tiene que acometer en los
próximas semanas medidas de urgencia para evitar los desahucios, porque
en breve éste será el nuevo problema al que nos tendremos que
enfrentar”, sentencia la alcaldesa.
De momento, según los cálculos de Olga Santiago, concejal de Asuntos
Sociales, hasta medio centenar de familias tendrán que percibir ayuda en
forma de alimentos.
“Estamos ante una gran crisis social. Una crisis sin precedentes. Unos
700 trabajadores del sector de la minería han perdido aquí su empleo, no
tienen ingresos, algunos ni siquiera cobran el paro. La situación se
hace límite y el Gobierno mira para otro lado. Hay mucha desesperación”,
insiste Ana Luisa Durán.
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