para variar vemos que el hombre es expoliado (pasa una pensión de 540 euros al mes) mientras que la mujer ve rebajada la pretensión, de 200 Euros a 84 Euros.. no se recuerdan muchas sentencias con una cantidad tan irrisoria.. lo normal son 100-150 euros mensuales.. incluso cuando no hay ingresos..
recordemos que durante el tiempo que la hija estuvo con la madre, ésta cobro los correspondientes 540 Euros mensuales "para alimentarla".. y ahora la alimentará con 84 euros.. eso es lo que sentencia el juez..
la hija se lleva más que el salario mínimo, por mirar por la ventana, y el padre no se opone a las exigencias monetarias.. porque como hombre sabe que tiene las de perder en ésta "democracia".. así que para acabar pagando lo mismo, y acabar mal, al menos se ahorra el disgusto..
disfruten lo votado..
Obligan a unos padres a dar 624 euros a una hija de 23 que quiso irse de casa
La Justicia impuso a los progenitores de esta coruñesa pagar su independencia
La joven se fue de casa cuando tenía 21 años porque quería
independizarse. Pero para eso le hacía falta dinero, y como no trabajaba
ni trabaja, llamó a las puertas de la Justicia para que sus padres le
pagaran su nueva vida fuera del hogar materno. Demandó a sus padres, que
están divorciados, y la sección cuarta de la Audiencia Provincial de A
Coruña atendió sus súplicas y fijó una pensión de manutención de 624
euros. 540 se los debe pasar su padre y los 84 restantes recaen sobre su madre.
La joven coruñesa tomó la decisión de independizarse cuando tenía 21
años. Había vivido siempre con su madre hasta que se mudó a casa de su
abuela. Luego se fue a Lugo para estudiar una carrera. Terminó el curso,
aprobó todo, pero decidió cambiar de ciudad. Al otro lado del país, a
Valencia. Fue cuando presentó la demanda y la ganó. El tribunal le dio
la razón a la joven, que hoy tiene 23 años, y se la quitó a la madre,
defendida por la letrada Marina Álvarez, porque entiende que está en su
derecho pese a que la licenciatura que está sacando se puede estudiar en
A Coruña. Su madre, que se opuso a darle paga alguna, alegó que estaba
dispuesta a mantener a su hija, pero en su casa, junto a ella. Pero la
Audiencia sostiene que la relación entre madre e hija no es buena, «lo
que haría muy difícil la convivencia».
Insistió la abogada Marina Álvarez en su recurso contra las pretensiones
de la joven en que la situación de esta no refleja lo que exige el
artículo 142 del Código Civil, el que obliga a los familiares a mantener
económicamente a sus semejantes si la necesidad de estos es imperiosa. Y
la de esa chica, según la letrada, no lo es, pues podría vivir
perfectamente con su madre y estudiar la carrera en A Coruña. Además,
sostiene que la decisión de abandonar la casa fue de la joven. Y que el
hecho de escoger Valencia para fijar su residencia, podría calificarse
como capricho.
Nada de eso convenció al Juzgado de primera instancia número 8 de A
Coruña ni a la Audiencia Provincial, que insistieron en que «la
necesidad de completar la formación universitaria y prepararse para la
vida futura es particularmente importante para los jóvenes en una época
de crisis y de desempleo como la actual».
Es verdad, continúa la sentencia, que «la demandante podría cursar sus
estudios en A Coruña, pero su elección es más que razonable». Así que la
opción que puso la madre sobre la mesa de mantenerla en su propia casa
«choca con la dificultad de la distancia de los estudios de esta y sobre
todo con las importantes desavenencias entre ambas que harían difícil
la convivencia». Y el fallo apostilla: «No se trata de reprochar nada a
la madre, sino de constatar una situación de malas relaciones».
En cuanto a la cuantía de la pensión que le han de pasar, la sección
cuarta de la Audiencia rebaja, eso sí, las pretensiones de la joven,
pues reclamaba que su madre le pasara 200 euros, que unidos a los 540
del padre, supondría una paga de 740 euros al mes. Finalmente, la
pensión de la madre quedó fijada en 84 euros, manteniendo lo que su
padre ya le estaba dando desde que se divorció. Además, este hombre
nunca se opuso a las exigencias de su hija.
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