"brillante profesor y catedrático" (sic).. le vamos a dar el beneficio de la duda.. lo que está claro es que hay una enorme diferencia entre la teoría y la práctica.. lo mismo que hay una enorme diferencia entre ser un empresario "del BOE" o haber levantado una empresa contra viento y marea..
disfruten lo votado..
El fantasma de Miguel Sebastián aterroriza al PSOE
El fantasma de Miguel Sebastián -exdirector de la oficina Económica de
Zapatero y exministro de Industria- aterroriza a un ala importante del
PSOE, consciente de que Sebastián es el asesor que más influye en Pedro
Sánchez. Y no sólo en asuntos económicos. Lo más curioso es que "el
brillante profesor y catedrático" en palabras de un compañero de
Gobierno, siembra el miedo sobre todo entre quienes fueron sus
compañeros de Gabinete a lo largo de los ocho años del Gobierno ZP. "Es
el responsable de que el almacén de gas Castor, el de Florentino, nos
vaya a costar 1.350 millones", declara un colega que se sentó con él en
el Consejo de Ministros. "Por Dios, en cualquier momento alguien nos va a
recordar que Sebastián fue quien intentó entregar el sector bancario de
este país a las inmobiliarias que estaban al borde del abismo. Él llevó
a Luis del Rivero y su Sacyr ante Zapatero, para que se quedará con el
BBVA", rememora un compañero de Gabinete, espantado ante la libertad con
que Miguel se mueve por Ferraz, igual que en tiempos de ZP. Hay más
recuerdos. Un tercer titular de cartera -económica por cierto-, alejado
del actual PSOE argumenta que "si perdonó a las eléctricas los 3.400
millones de los CTC (Costes de Transición a la Competencia) y metió a
todos los presidentes de la inmobiliarias en el despacho de Zapatero,
¿es qué Pedro no puede buscar otra gente? Miguel puede ser nuestro
pequeño Sebastián. Él y Tomás Gómez le van a llevar al fondo del mar".
La memoria inmediata
Vale la pena recuperar la memoria reciente para entender por qué
Sebastián -que además de convertirse en asesor de cabecera de Pedro
Sánchez aprovecha la circunstancia para lavar su imagen mediática y
reescribir los hechos- da tanto miedo a quienes le conocieron, ya fuera
como jefe de la Oficina Económica o como ministro. La relación entre el
actual secretario general del PSOE y el exdirector de la Oficina
Económica de Zapatero viene de lejos. El joven estudiante Sánchez
recibió clases del brillante catedrático Miguel Sebastián -"es lo que
mejor hace, dar clase y lo único que le ha honrado, volver a la
universidad", apunta otro ex ministro. Más tarde, cuando Sebastián
aspiró a la alcaldía de Madrid frente a Gallardón, incluyó al actual
líder socialista en la lista. "Sí hombre, aquella candidatura en la que
Sebastián, durante un debate famoso en televisión, enseñó a Gallardón la
foto de una amiga. Pero antes había incluido al joven Pedro en
Economistas 2004, el grupo de trabajo que montó Miguel para elaborar el
programa económico de ZP. Y dentro de Ferraz, todos saben que el
exministro fue uno de los hombres que, junto a Pepe Blanco y Javier de
Paz, le encumbraron en las primarias. ¡Oh casualidad!, ahora que Pedro
está tan obsesionado con el proyecto federal se dedica a dar entrevistas
a medios catalanes", desgrana con suspicacia un socialista de la
generación de Sánchez, que no puede esconder su disgusto ante la
posibilidad que se repita el tándem que el ex de Industria formó con
Zapatero.
La irritación y el miedo que provoca la cada vez más influyente
presencia de Sebastián en Sánchez, se ve aderezada en las últimas
semanas con el estilo clásico del fundador de la Oficina Económica de
Zapatero: tirar la piedra y esconder la mano. Con una estrategia que en
círculos socialistas califican de suicida, ha comenzado por echar el
muerto a sus antecesores de dos de sus jugadas más polémicas y que le
perseguirán de por vida. Una es el contrato del almacén de gas Castor
que el entonces ministro Sebastián cerró y al que ahora el Gobierno
rescatará convirtiendo en deuda pública los 1.350 millones de euros que
invirtió Florentino Pérez. El otro son los 3.400 millones que perdonó a
las grandes eléctricas en concepto de liquidación de los CTC (Costes de
Transición a la Competencia) en vez de exigir su devolución al Gobierno,
y que ahora investiga la Fiscalía.
Sobre ambos turbios asuntos ha declarado no ser responsable por
desconocimiento. Sus antecesores, como Montilla, se están encargando de
refrescarle la memoria. Aunque nada como la hemeroteca para dejar en
evidencia los lapsus. "Por mucho que trate de equiparar el contrato del
Castor, que él mismo negoció con Florentino, con los otros dos almacenes
de gas de este tipo, Gaviota y Yela, hay una cláusula que le
diferencia. En el artículo 14 del real decreto 855/2008 que otorga la
concesión a Escal UGS -el 66% en manos de ACS- se dice que incluso en
caso de dolo o negligencia por parte de la empresa concesionaria, el
Estado pagará. Encima, el coste de la instalación, que estaba fijado en
700 millones, se acabó duplicando ante el impasible Sebastián, que tenía
obligación legal de vigilancia", afirma con la ley en la mano un
abogado vinculado al partido.
En el caso de los 3.400 millones perdidos por no exigir su devolución a
las grandes eléctricas y de los que Sebastián dice no saber nada,
quienes entregaron al equipo del ministro de Industria durante el
traspaso de poderes el informe de la Abogacía del Estado de marzo de
2008 que instaba a recuperar tal suculenta cifra, comentan lo lívido que
se quedó el nuevo titular al recibir la patata caliente. Había que
reclamar el dinero que se habían embolsado de más en concepto de Costes
de Transición a la Competencia (CTC), un cobro indebido que la antigua
Comisión Nacional de la Energía (CNE) recordaba en los informes anuales
de revisión de tarifas y que serviría para contrarrestar el enorme
déficit de tarifa. "Las eléctricas lo convirtieron en línea roja y
Sebastián no quiso ir a la guerra. Por si fuera poco, derogó en 2009 un
decreto de 2007 aprobado por Joan Clos que obligaba a las eléctricas a
devolver el recargo que realizaban en la factura por derechos de emisión
de CO2, a pesar de que se les asignaban gratuitamente y que contribuían
a incrementar artificialmente el precio de la electricidad. A cambio,
negoció el bono social, que poco después las eléctricas impugnaron en el
Supremo y lo ganaron. Ese es el problema de los pactos regulatorios",
recuerda un exconsejero de la CNE.
Eso por no remontarnos a otras hazañas que le dan más líneas en la
historia. "Seguramente como el peor ministro de Industria en décadas.
Intentó que en Repsol entrarán los rusos, a través de Lukoil, logró que
la gran eléctrica por excelencia, Endesa, terminará en manos de una
empresa publica italiana, Enel. Eso sí, en el camino y gracias a su
visión del negocio, logró que Acciona y sus dueños, los Entrecanales
-otra que tiene algo que ver con el ladrillo- sacaran un excelente
bocado de una operación que no necesita palabras. Basta con examinar hoy
lo que queda de Endesa", y la voz de este otro ministro del Gobierno
Zapatero rezuma amargura.
Hay colaboradores del exvicepresidente Pedro Solbes y la
exvicepresidenta Elena Salgado que aún se ponen pálidos cuando les
preguntas por la labor de Miguel Sebastián hoy, al lado de Pedro
Sánchez. "Tenía que saberse, era inevitable. No lo sé. A Solbes le hartó
tanto como Zapatero, y además no jugaba limpio. Tuvo ocurrencias tan
populistas como los 400 euros o el bono social, similares a las que
Podemos vende ahora. Y cada vez que Pedro (Solbes) intentaba decirle a
Zapatero que la crisis estaba ahí, le atacaba con su pesimismo de viejo.
Al otro lado, Miguel insistía en que había que ser más positivo. Fue
una locura que incluso podía haber salido peor. Metió a los presidentes
de las constructoras, desde Florentino a Luis del Rivero, pasando por
Entrecanales o Sánchez Galán -este no era constructor, claro -en el
despacho del presidente del Gobierno, en unos momentos y con unos
manejos que podían haber tenido resultados tremendos. A un presidente
hay que preservarle de esos personajes, pero a Miguel le entusiasmaban y
le entusiasman", remata un ex secretario de Estado, a quien no le
duelen prendas en reconocer que "lo mejor que puede hacer Miguel y lo
que le honra es que no ha terminado en ninguna de esas empresas con la
puerta giratoria. Regresó a la facultad, su sitio natural. Es un buen
profesor. No sé si porque no le quisieron -al final, los mismos
empresarios a los que paseó por despachos del poder, le ningunearon -o
porque no quiso".
Sea el pequeño Sebastián de Pedro Sánchez -"temo que en cualquier
momento unos cuantos salgan recordando su gestión" apunta otro de la
media docena de ex compañeros con lo que hemos hablado- o el fantasma de
la Navidad que por los pasillos de Ferraz susurra "¡Uuuuuh!" para
asustar, lo cierto es que el ex ministro de Industria de Zapatero puede
ser una bomba de relojería para Pedro Sánchez en el momento en que se
escarbe en aquellos tiempos en los que las inmobiliarias soñaban con
quedarse con la gran banca y ser las dueñas de este país. O los
presidentes de las energéticas se pavoneaban -como hoy- de que ellos son
el poder de los de siempre. No hace ni una década de tan asombrosas
historias, y el relator, Sebastián, camina al lado de la esperanza
blanca de los socialistas, Sánchez.
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