los aviones eran antiguallas de los años treinta;
los Junkers que Alemania había enviado a comienzo de la guerra civil, a
falta de bombas lanzaban bidones de gasolina provistos de un sistema de
explosión artesanal ideado por un teniente;
a los soldados se les entregaban hasta cinco viejos fusiles Máuser, con
la esperanza de que algunos funcionaran cuando tuvieran que dispararlos;
los legionarios calzaban alpargatas para combatir en un terreno abominable de arena y piedras;
cargaban todavía con una manta y su ración alimenticia se reducía muchas veces a un chusco y una lata de sardinas;
para socorrer a los asediados se les lanzaba el agua dentro de
neumáticos de camión, a falta de envases mejores, que reventaban al
llegar al suelo;
la puntería de los aviadores era tan mala que disparaban contra soldados
propios que salían desesperados de los fortines en busca de agua y
comida;
para las comunicaciones, se usaban radios de carga a pedales...
días y días sin provisiones porque a falta de puerto, las lachas
anfibias, tenían que descargar los víveres en la playa, y en estado de
mar picada, tumbaban, y la carga se iba al fondo del mar.....
y muchas cosas más que convenientemente han quedado olvidadas..
La Revista: Ifni, la guerra secreta
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